No estoy segura de cuándo exactamente se percibe la pérdida de alguien. No sé describir cómo se siente, pero hoy, quizás, esté comenzando a entenderlo. Recientemente me topé con la palabra 'énouement', un término que no tiene una traducción directa al español, pero que podría equipararse a 'desenlace'. Define esa sensación agridulce al darse cuenta de que una etapa de la vida, o una relación, está llegando a su fin.
Desde hace días experimento lo que mi amiga Nati denomina 'tusa', una palabra colombiana que describe la tristeza que sigue a una separación, un término que, curiosamente, tampoco tiene una traducción exacta en castellano.
Cuando en enero decidimos terminar nuestra relación, lo viví con dolor, aunque en mi interior sabía que era inevitable. Lo acepté. Sin embargo, ahora me invade una profunda tristeza, pensando en ti con mayor intensidad. Quiero aclarar que este texto no es un intento de reconciliación, sino una forma de expresarte lo que siento en este momento en que tú y yo ya no somos 'nosotros'.
Necesito liberar los pensamientos que tengo. Aunque pueda sonar cursi, he decidido dar rienda suelta a mi lado melancólico y poético para redactar esta carta:
Hola,
Han pasado tres semanas desde nuestro último paseo, el lapso más largo que he vivido sin noticias tuyas. Recuerdo claramente tus palabras al despedirnos, anunciando que esta vez sería el final definitivo, que ya no habría más intentos. Y como dolió, pero sentí tranquilidad al ver que tu veíais que quizás ahora no tiene camino que recorrer.
Y así ha sido, no ha habido más mensajes, ni llamadas. Aunque duela, gracias por el espacio. Yo te dije que no podía seguir porque mi cuerpo y alma me llamaban por otro camino. Por el de auto descubrimiento. Veo que se vienen cosas que tengo que afrontar sola, sería injusto tenerte a mi lado. Sin embargo, estos días me embargan la pena, la tristeza y la nostalgia. Es de esperar en una ruptura donde el amor fue tan profundo. Te echo de menos, a ti y a tu manera de ser. A tu forma de quererme y como te hacía sentir.
Este viaje ha sido largo y pleno. Fuiste mi primer amor, pero no solo eso. Juntos crecimos; cada uno se esforzó por ser una mejor persona por el otro, superando obstáculos y reinventándonos en el intento. Ese ha sido el mayor regalo que he recibido. Con el paso del tiempo, ambos cambiamos. Cuando nos reencontramos fue distinto, nuestra relación se sentía otra. ¿Ya no soy Isa?. Se me lleno el corazón de mil emociones al ver que sí que habías cambiado. Que tú apostabas por un futuro por nosotros y que estabas preparado para ‘arreglar’ aquello que nos hizo daño. En ese momento, lo único que deseaba era aprender a amarte de nuevo, pero el destino me tenía otros planes que me quedan por descubrir.
Tal vez hoy no lo comprenda del todo, pero en el fondo sabemos qué era lo mejor. No podía permitir que te conformaras con una versión incompleta de mí. Ahora, escuchando Doria de Ólafur Arnalds, sentada en mi habitación de madrugada, las lágrimas brotan involuntarias. Cómo sería poder reírme de nuevo, escuchar tu voz emocionado porque nos vamos a ver.
Han sido casi tres años de distancias, unas más breves, otras más prolongadas, intercaladas con momentos de éxtasis y desafíos. Ahora enfrento el dolor y el crecimiento. Aún así, mi mente viaja de vez en cuando a los recuerdos de disfrutar tu compañía. Entiendo que es parte del proceso, el duelo que debemos atravesar. Y pienso; sería egoísta escribirte y por eso te escribo aquí.
Creo que nunca hallaré las palabras exactas para expresar lo que significas, has significado y significarás para mí. La huella que has dejado en mi corazón y en mi ser. Pero si algo puede resumirlo todo es mi eterno agradecimiento: gracias por tu amor tan genuino, por tu apoyo incondicional y tu cariño. Gracias por darme la oportunidad de convertirme en la mujer que soy hoy, una mujer de la que estoy orgullosa, al igual que me siento orgullosa de ti, de tu crecimiento y de tu viaje. Sé que entre nosotros nunca habrá un vacío.
La perspectiva del viaje que nos espera me llena de emoción. Confío en que es el camino correcto para ambos. Javi, gracias por ser como eres.
Con cariño,
Isa